Para el que nunca haya oído hablar sobre el «Producto Mínimo Viable», se trata de un término acuñado por Frank Robison, pero Erik Ries lo popularizó con su metodología de Lean Startup. Un PMV permite a una startup obtener datos reales sobre el punto de partida de su modelo de crecimiento, tasas de conversión, tasas de suscripción y prueba, el valor medio que aporta un cliente a las arcas de la empresa, etc., y esto es valioso como base para el aprendizaje sobre los consumidores y sus reacciones al producto incluso aunque empiece con unas noticias no demasiado esperanzadoras.
En la gran mayoría de los casos que conozco, los emprendedores obvian el PMV y se obcecan en desarrollos complejos destinando gran parte de su tiempo y recursos a sacar el mejor producto al mercado. Por desgracia, en el momento del lanzamiento se dan cuenta que la búsqueda de la perfección les ha supuesto demasiado tiempo y dinero, y su producto acaba llegando tarde o simplemente no ha tenido la demanda que se esperaba.
Considero que Alicia y María, las emprendedoras creadoras del primer mando de tv biodegradable del planeta, han hecho las cosas realmente bien. Han sabido adaptarse a los tiempos que corren minimizando el uso de recursos y sumando la validación con clientes desde las primeras fases de prototipado de su idea de negocio. Ellas se han centrado en cambiar el clásico y tedioso ciclo de desarrollo por el novedoso y ágil ciclo de aprendizaje basado en 3 fases:
Construir | Medir | Aprender.
Bwito ha pasado de ser una maqueta de papel a un producto de calidad e innovador en muy poco espacio de tiempo gracias a las múltiples iteraciones que se han ido produciendo tras analizar al feedback obtenido de cada establecimiento hotelero, residencia, clínica y hospital, tanto en España como en el extranjero, donde se han venido realizando las pruebas piloto hasta la fecha.